Chile se ha convertido en uno de los primeros países que regula el vapeo posicionándolo como una alternativa menos dañina que el tabaquismo.
En un soplo de cambio, el congreso chileno marcó un hito, encendiendo la esperanza y posicionando al país a la vanguardia de la regulación del vapeo, con promesas de un futuro inmediato transformador en la lucha contra el tabaco. Este giro progresivo en la estrategia antitabaco ha sido impulsado por destacadas figuras políticas y el ardiente activismo de la comunidad de vapeo, entre ellos Ignacio Leiva, quien compartió con nosotros algunos detalles de esta significativa transformación.
«Los chilenos pronto podrán vapear de manera segura, sin riesgos, porque el vapeo estará regulado en este país». Ese fue el mensaje afirmativo que recibimos en enero de 2022 de una figura vinculada a la vida política chilena que prefirió no identificarse públicamente. «Confío en que 2024 será un año diferente para la dirección del tema del tabaco en nuestro país», concluyó con un emoji de la bandera chilena seguido de una cara sonriente.
En aquel entonces, la ola de optimismo que se formaba a principios de año estaba influenciada por el ambiente de renovación. El 11 de marzo, el exdiputado Gabriel Boric asumió la presidencia de Chile, convirtiéndose en el jefe de Estado más joven de América Latina. Boric fue, precisamente, el coautor de un proyecto de iniciativa parlamentaria bastante progresista enfocado en la reducción de daños que buscaba regular los cigarrillos electrónicos con un enfoque distinto al del tabaco.
Pero el entusiasmo entre los defensores de la reducción de daños y los 350 mil vapeadores chilenos fue más allá de la elección del «primer presidente provapeo del país». El entusiasmo se intensificó a partir de los resultados de las reuniones del 17 y 18 de enero de 2022, en el Salón Juan Lobos, el espacio de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados.
Lo que parecía evidente era que una resolución aprobada por unanimidad por los miembros de la Comisión de Salud garantizaría un camino claro hacia el reconocimiento del vapeo como un método de reducción de daños para el consumo de tabaco. Esta resolución negaba la fusión del proyecto progresista presentado por el diputado Juan Luis Castro, en el cual el nuevo presidente había sido coautor, con otro mucho más conservador proveniente del Senado, que pretendía mantener el vapeo dentro de las líneas legales del tabaco.
Incluso en el verano de 2022, el defensor de la reducción de daños Ignacio Leiva, presidente de ASOVAPE Chile y coordinador de la campaña «Vapear no es fumar«, no ocultó su entusiasmo y celebró este momento de esperanza con sus miles de seguidores en las redes sociales. Sin embargo, el experimentado activista, mientras reafirmaba el optimismo, instó a los vapeadores chilenos y a los partidarios a permanecer vigilantes. «El hecho de que hayamos comenzado a movernos en una mejor dirección no significa que debamos abandonar la lucha por una regulación que sea verdaderamente apropiada y basada en evidencia científica y en la experiencia internacional», advirtió Leiva.
Activismo y esperanza: la lucha por el reconocimiento del vapeo en la legislación chilena
Para quienes siguen de cerca los avances globales en esta área, no era difícil anticipar los numerosos desafíos que surgirían dada la naturaleza innovadora del marco legal, especialmente al adoptar matices específicos del paradigma de reducción de daños del tabaco y distinguir el vapeo de los productos de tabaco tradicionales, diferenciando entre fumar y vapear.
El objetivo principal de Leiva y de los diputados autores del proyecto era abogar por el establecimiento de una regulación justa, apropiada y equilibrada para el vapeo, distinguiéndolo como un producto de consumo único con el potencial de reducir los riesgos asociados al consumo de tabaco. Consciente de la prolongada duración de los procedimientos legislativos, Leiva anticipaba la emergencia de resistencias significativas locales y transnacionales frente a cualquier cambio en el statu quo. Comprendía que era esencial permanecer alerta y proactivo frente a estos desafíos.
La preocupación de Leiva giraba en torno a un posible tratamiento legislativo que pusiera al vapeo al mismo nivel que el tabaco, considerándolo bajo la misma regulación legal y fiscal, lo cual podría resultar enormemente perjudicial para la sociedad chilena. Este enfoque no solo afectaría negativamente al Estado y todo el marco socioeconómico relacionado con estos productos, sino que serviría para perpetuar el mercado de consumidores de tabaco combustible. Esta situación tenía el potencial de beneficiar exclusivamente a sectores corporativistas neoliberales y a la multimillonaria industria farmacéutica, que ve al vapeo como una amenaza a sus lucrativas terapias para dejar de fumar.
Involucrado en esta causa por más de una década, Leiva era plenamente consciente de las dificultades inherentes a la aprobación de una legislación que propone cambios profundos con amplias consecuencias socioeconómicas en un campo aún marcado por un debate social y político en desarrollo. Un debate que a menudo está saturado de desinformación, afirmaciones falsas y una negativa a reconocer evidencia científica sólida y experiencias empíricas destacadas, como las del Reino Unido o Nueva Zelanda. El activista pro reducción de daños sabía que abordar nuevos contornos legales y direcciones políticas e institucionales requeriría cuidado, atención y movilización.
Como Leiva había anticipado, las fuerzas opositoras se manifestaron rápidamente. Como suele ocurrir, principalmente a través de la moralización del debate y de la promoción del pánico moral, los centros de poder buscan solidificar sus intereses bajo la apariencia de justicia y legalidad, dando así forma a la realidad política y social. En este caso, buscarían subordinar la salud pública y las libertades colectivas a los intereses moralistas y corporativos respaldados por el poder público. Así, dentro del marco legal, se negaría la posibilidad de una regulación equitativa para un producto de consumo que tiene el potencial de mejorar la vida de millones de chilenos.
«En marzo de 2023, las elecciones resultaron en una renovación casi total en la Comisión de Salud. La mayoría de los diputados de la Comisión fueron reemplazados, obligándonos a comenzar el trabajo desde cero. Hace aproximadamente un mes, hubo un intento de reintroducir la terminología de ‘cigarrillo electrónico’ en este proyecto de ley para igualarlo a los cigarrillos combustibles. Se intentaron maniobras que, en mi opinión, carecían de decoro», nos reveló Leiva en esa ocasión. «Durante ese debate, sin embargo, no lograron su objetivo y pospusieron la votación para la semana siguiente. Hubo un debate intenso sobre si era posible proceder y cuántos votos se necesitaban… La realidad es que si se hubiera votado en ese momento, habríamos perdido. Esa es la verdad», agregó.
Ante esta situación, el colectivo impulsado por la campaña «Vapear no es fumar» se movilizó activamente. «Logramos enviar más de 8.800 cartas en una semana a los 13 diputados que son miembros de la Comisión de Salud. Además, se organizó una marcha para el día de la votación, el siguiente martes de esa semana. Conseguimos coordinar la manifestación y numerosos vapeadores vinieron a protestar frente al Congreso en el momento de la votación, generando un ruido considerable que los legisladores podían escuchar desde dentro… la verdad es que los participantes se comportaron de manera ejemplar… y me llené de orgullo por los chilenos que se movilizaron… Con todo esto, confiamos en que se descartasen los intentos de prohibir los sabores o imponer impuestos prohibitivamente altos desde un punto de vista comercial».
«Lo notable de la situación en Chile fue que el propio sector, especialmente la pequeña industria, el pequeño comerciante, fue quien más clamaba por regulación». A pesar de la falta de regulaciones específicas, el sector se había organizado de tal manera que prohibía la venta a menores y evitaba comercializar líquidos que no contaran con el respaldo de entidades internacionales reconocidas. Esto significaba que los productos que estas tiendas importaban tenían autorizaciones de países como Estados Unidos, Inglaterra, Nueva Zelanda o Estados miembros de la Unión Europea. «Los comerciantes demostraron un fuerte compromiso con la integridad del mercado, y es especialmente llamativo que las tiendas estén demandando regulación tan vehementemente. Era común escuchar algo como: ‘Por favor, vamos a regular porque necesitamos proteger a los usuarios’. Su principal objetivo era proteger a sus consumidores», relató Leiva.
El congreso chileno aprueba ley histórica
La perseverancia de Leiva y cientos de otras personas ha dado frutos. En enero de 2024, se publicó la nueva ley que regula los cigarrillos electrónicos en el bullicioso Santiago, metrópolis que se esfuerza por simbolizar la modernidad y el progreso. Esta legislación, lejos de constituir limitaciones arbitrarias, establece un equilibrio refinado entre la libertad individual y el bienestar colectivo, marcando un nuevo curso hacia una comprensión más amplia y matizada del vapeo.
La nueva legislación, que toma bajo su ala regulatoria al vapeo, establece normas claras y definidas, distinguiendo entre fumar y vapear. La ley presenta un enfoque innovador que refleja y respeta la creciente popularidad del vapeo, particularmente entre los adultos jóvenes, e introduce regulaciones para asegurar su uso consciente y responsable.
Por ejemplo, establece restringir la venta, distribución o entrega gratuita a menores de 18 años como una medida precautoria dirigida a salvaguardar a los adolescentes mientras preserva el derecho de los adultos a tomar decisiones informadas sobre su estilo de vida. En este sentido, esta legislación surge como una red de seguridad para la salud pública, prestando especial atención a los jóvenes, aquellos que aún fuman sin encontrar una forma de abandonar el hábito y los usuarios actuales de estos dispositivos.
En un gesto de reconocimiento de la autonomía personal y la importancia de los espacios públicos, la ley regula el uso de cigarrillos electrónicos en áreas cerradas (excepto para uso terapéutico, cuando se usan por necesidad y con prescripción médica), pero permite su uso en patios y espacios abiertos. Esto refleja un entendimiento de que el vapeo es una práctica cada vez más socialmente aceptada y que, a diferencia del humo del cigarrillo tradicional, el vapor exhalado es considerablemente menos invasivo.
La legislación también aborda preocupaciones relacionadas con las emisiones de los dispositivos de vapeo. Regular las sustancias que pueden ser emitidas fomenta la innovación y el desarrollo de productos más seguros. De esta manera, se protege la salud pública sin obstaculizar el avance tecnológico.
Curiosamente, los cigarrillos electrónicos se equiparan únicamente con los productos de tabaco tradicionales en lo que respecta a la venta y publicidad. Esta medida establece límites definidos para su comercialización y promueve una profunda reflexión sobre las diferencias y similitudes entre estas dos modalidades de consumo de nicotina. Al mismo tiempo, reconoce el potencial del vapeo como una opción menos dañina para aquellos interesados en reducir o abandonar su dependencia del tabaco.
Además, el empaquetado de estos productos, independientemente de si contienen nicotina o no, debe incluir una advertencia sobre su potencial adictivo y especificar que su venta está restringida exclusivamente a individuos mayores de 18 años. Se prohíbe la venta a través de máquinas expendedoras y el empaquetado debe proporcionar la siguiente información: nombre del fabricante, lugar de producción e instrucciones para el ensamble, desensamble y mantenimiento del producto. Esta regulación también aplica a la lista de ingredientes y su concentración, en mililitros o miligramos, y advertencias para personas sensibles a la nicotina o productos que la contienen. La concentración de nicotina en los líquidos de vapeo no puede exceder los 45 miligramos por mililitro.
La legislación demuestra el compromiso de las autoridades chilenas con la salud pública y una comprensión más detallada y matizada del fenómeno del vapeo. Reconoce tanto los riesgos como las ventajas potenciales asociadas con los cigarrillos electrónicos, logrando un equilibrio entre proteger a los jóvenes y respetar la autonomía y elección individual de los adultos.
La implementación de la ley se activará con la publicación de una modificación en el Artículo 6° de la Ley N° 19.419. Esta disposición requiere que todo el empaquetado de los productos incluya advertencias sobre los riesgos para la salud asociados con su consumo. Esta modificación tiene como objetivo alinear el decreto con las nuevas regulaciones introducidas por la ley. El Ministerio de Salud tiene hasta enero de 2025 para llevar a cabo este ajuste.
La esperanza venció al miedo
En las calles de Santiago, donde la innovación y la tradición se entrelazan en muchos aspectos, esta ley representa un paso adelante en el enfoque de Chile hacia una regulación sensata y equilibrada. Al reconocer y regular el vapeo, Chile protege la salud de sus ciudadanos y abraza un futuro donde la tecnología y el bienestar coexistan armoniosamente. Además, allana el camino para mitigar los graves problemas asociados con el tabaquismo.
El diputado Juan Luis Castro inició el proyecto de ley que buscaba regular legalmente la venta, publicidad y consumo de cigarrillos electrónicos y separarlos del ámbito del tabaco.
Médico y representante parlamentario de la región de O’Higgins desde 2009, el Dr. Juan Luis Castro González (nacido en 1960) ha tenido una destacada carrera en los ámbitos político, ciudadano y laboral. Desde su liderazgo en la Asociación de Médicos Jóvenes en 1985, pasando por su presidencia de la Asociación Médica de Chile entre 2002 y 2008, hasta su participación en la junta de la Confederación Médica Latinoamericana, Castro ha dejado una huella indeleble en el campo de la salud pública. A pesar de no responder a nuestros mensajes para discutir el desarrollo de su proyecto propuesto, Castro es ampliamente reconocido por su significativa contribución social a la salud pública. En 1999, fue destacado por la revista TIME y CNN como uno de los «100 líderes latinoamericanos para el nuevo milenio».
La propuesta específica de regulación para los cigarrillos electrónicos, colocándolos en un marco legal separado del tabaco, liderada por Castro y apoyada por un grupo de diputados, incluido el actual presidente de la república, posiciona a Chile como líder en América Latina y lo coloca entre el selecto grupo de países ejemplares en la lucha contra el tabaquismo a nivel mundial.
En Chile, una nación de poco más de 19 millones de habitantes, la prevalencia del tabaquismo en la población está disminuyendo. Sin embargo, el país todavía cuenta con 6.7 millones de fumadores, según el Informe Global de la OMS sobre Tendencias en la Prevalencia del Tabaco 2019. El número de muertes atribuibles al tabaquismo cada año es alarmante: más de 12 mil personas mueren anualmente, según datos del Tobacco Atlas no actualizados a 2015.
De acuerdo con la información publicada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el tabaquismo es responsable de la muerte de 52 personas al día en Chile, lo que representa el 16 % del total de muertes en el país.
Las estrategias para combatir este problema son un antiguo objeto de debate en Chile. La OPS aboga por la efectividad de medidas restrictivas desde un punto de vista social y económico, incluyendo la prohibición de la publicidad, promoción y patrocinio del tabaco, la venta a menores, la implementación de advertencias sanitarias en el empaquetado y el aumento de impuestos que resulten en precios más altos para el consumidor.
Aunque no existen datos concretos que determinen la efectividad de estas u otras medidas, algunos expertos consideran, al menos desde una perspectiva empírica, que el creciente uso de vaporizadores podría reducir significativamente el tabaquismo en Chile y en el mundo.
En Chile, es posible comprar chicles de nicotina, parches y otros productos de reemplazo de nicotina en cualquier farmacia sin receta médica. Aunque el snus y los pouches de nicotina están permitidos, son prácticamente desconocidos y raramente se encuentran en tiendas convencionales. La nueva ley también asimila el tabaco calentado. Por otro lado, el vapeo, siendo el producto de riesgo reducido más popular en el país con más de 350 mil usuarios, aunque no prohibido, aún carecía de una regulación adecuada.
Hasta hace apenas unos años, cuando parecía que lograr una legislación más justa y pertinente para el vapeo en Chile estaba lejos de alcanzarse, la página web del Dr. Castro presentaba el lema «Que la esperanza venza al miedo», una frase que podría simbolizar el progreso de Chile hacia una nueva legislación. Esto sugiere que el temor al vapeo, un asunto tan controvertido y complejo como el desafío de combatir el tabaquismo, parece haber sido superado por las autoridades del país.
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